La mayoría de los autores coinciden en muchos de los
agentes que generan la contaminación visual. El principal agente contaminante
de los espacios públicos o, al menos, en el que existe mayor coincidencia por
parte de los autores consultados son los ‘’carteles publicitarios’’ en todas
sus presentaciones: vallas, avisos luminosos, pancartas, carteles, entre otros
(Hess, 2006: instituto de protección y ambiente de la alcaldía de Chacao, 2002;
Lobeto. 1998; Rozadas, 2006). Lobeto (1998) también menciona los ‘’grafitis y
pintadas’’, cuya diferencia radica en que los primeros son mensajes de formas,
mientras que las segundas son mensajes de contenidos (Vigara y Reyes 1996). Las
pintadas especialmente se suelen asociar a frases agresivas o fuera de lugar
que visualmente degradan y desvirtúan las fachadas de los edificios y
monumentos. Asimismo destacan las ‘’antenas’’ (Lobeto, 19998; Maguire et al.
1997; Rozadas, 2006), que además
producen contaminación electromagnética; afectando la salid de los seres vivos
(Balmori, 2004 ), el ‘’tendido aéreo de cables ‘’ de electricidad, teléfono y
televisión, los cuales constituyen un corte molesto en las visuales, ya sea del
paisaje urbano o natural (Arbohain y Garcen, 2001; Rozadas, 2006) y finalmente,
‘’ los estilos arquitectónicos’’ refiriéndose a la mezcla de estilos que causan
un efecto de saturación dificultando la lectura del paisaje (Rozadas, 2006).
Otros contaminantes mencionados por los sujetos entrevistados fueron ‘’ los
basurales’’ (Rozadas, 2006: Tudor y Williams, 2003), desde los grandes
vertederos, hasta las pequeñas bolsitas domiciliarias frente las puertas de
viviendas o comercio.
Rozadas (2006)
también comenta que los ‘’arboles’’, cuando están mal distribuidos, son de una
especie inapropiada para el sitio, o no son podados frecuentemente, pueden
afectar la circulación y causar alteraciones visuales. La relación entre
espacios ‘’construidos- baldíos y abandonados ‘’. Según esta misma autora, provoca
a la larga un desgaste visual y desagradable en el sector donde se encuentra.
Para Hess (2006), algunos de estos elementos no provocan contaminación por si
solos, o mayores alteraciones estéticas, pero es el manejo abusivo del hombre
lo que los convierte en agentes contaminantes, generando una sobre estimulación
visual agresiva, invasiva e indiscriminada contra las cuales no hay ningún tipo
de filtro ni defensa.
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